Fundacion Alambique para la Poesía

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3 poemas del exilio

 

 

Poni Micharvegas

 

 

Poema de amor en el exilio

 

Vos me trajiste aquí vos me tiraste desnudo en esta cama vos

me dijiste que cada cosa tuya era mía tu corazón mío vos fuiste

quien me regaló la primera luz tantatiniebla

me arropaste me diste sopa me hablaste de un mundo mediúmnico

las cosas eran lo que eran pero las ceñían fuerzas atadas

yo te seguí fui tu perro troté con vos la lengua afuera

una casa otra casa y más allá otra casa y al fondo los barrios

vos tenías un amor otro amor que no era yo alguien fantástico

me hubiera gustado oírte reír como decían que reías piano alado

vos rompías la verdad eras la verdad nada más que la verdad

la existencia esa maldita molestia que no nos entendía engañasombras

vos me arrimaste a tu pecho escuchabas mi fracaso infatigablemente

éramos dos que éramos uno éramos uno que éramos dos toda la vida

no cerrabas los ojos de noche tus ojos no podían ser cerrados

no eras de las personas que obligan a exámenes de conciencia

jamás cerraba los ojos todo el tiempo los mantenía frescos

limpios llenos graciosos espectaculares lascivos tiernos ágiles

por tus ojos yo fui otra vez múltiples yo me dejaste ser me abriste

eras lo contrario a un espejo deformante de un parque de diversiones

en el lugar que debiera figurar incandescente léase cenizas

me dejaste muy solo tanto que temí que no volvieras regresasiempre

mirá que han pasado muchas aguas sangrientas bajo el puente

las últimas inundaciones se llevaron el muelle de mi vida

aún las casuarinas negras silban frente al malón de ausencias

y todos los fantasmas desgraciadamente están en su lugar

el agua no se detiene nunca según don jacinto jamás se para

vimos el río de tus primeros versos sobre una rosa maltratada

vos me enseñaste a hablar me dijiste no digas brillabas de día

qué hacia yo antes de vos se me caían de las manos las palabras

yo era tu niño azul el carapálida las patitas flacas del nene

resultaba difícil crecer a tu lado eras más grande que cualquier cosa

y eras pequeña un jazmín en un vaso al alcance de la mano enferma

ah! qué fresco ruido hacés poema al zambullirte en este viejo estanque!

yo dormí bajo tu olor como un cachorro bajo un aguacero de piedras

te soñé venir corriendo hacia mí loca de alegría entre la gente

y esos sordos asesinos asalariados emboscándonos aún tiemblo

vos me dijiste que gozara de tu amistad y su inaudita multiplicación

y te obedecí dignificándome y me rebelé sin rebajarte

habías nacido para hacer lo bueno entre los otros viejaovejaregia

nada te dejaba indiferente cualquier dolor humano era tu dolor

y vagaste llena de piojos como desarmada taponando muerte y agobio

esa luz de vela constante al lado del rictus del agónico es ella

eras lo que no se deja sin quedarse página tan blanca de block

y me enseñaste a relamerme como un gato sobre el sexo tu dicha triste

por vos me lavé el cogote las orejas los pies las partes tibias

todo lo hacíamos juntos dentro de una gran tina con ruidos resbalones

te dedicabas a mis mortandades las tratabas como si fueran tuyas

sabías que estaba muerto intoxicado de par en par la fresca sombra

yo era tu peor parte quién podría proferirlo sin titubear emocionado

pero me decías que huyera que probara suerte por mí mismo

vos me mostraste la ley de juego el amor y el odio no va más

mi miseria se acercaba para dejarte sus cuitas mélanie klein sin tetas

eras romántica te llevabas todo por delante con tus pezones veleros

y amores varios tenías porque tenías varios corazones se supo

yo no conocí todos tus amores yo sólo quería ser todos ellos

sólo quería tenerte para mí con tu pesado pasado mi tren de carga

que en mi cielo nocturno no flotara otra lunita más que vos

bien lejos las estrellas venus bien lejos todo fuera de la galaxia

sólo vos en mi cielo ciego rodeado de las nubes de tus brazos

vos me politizaste me subrayaste la injusta deuda en que vivíamos

y no es que fueses única no matabas no mataste morirías por mí

eras lo espléndido desplegado la algarabía de lo posible utópica

corregías la realidad con tu fisonomía entrabas todo se ponía a cantar

decías es más colorida la pobreza y no fanfarroneabas sabías

yo te barrí te cociné comíamos frío lo caliente y caliente lo frío

me transmitiste un orden no la orden no podías mandar ni aceptar mando

porque éramos uno que eran dos y éramos dos que serían uno toda la vida

 

 

 

 


Texto de las reconversiones

para Rosa Martínez, que es una ricurita

Al almacén le llaman

tienda de ultramarinos

el lugar es el hombre

a la heladera le llaman nevera

el lugar sigue siendo el hombre

al malvón le llaman geranio

el hombre sigue siendo la lengua

los álamos son chopos

la birome, bolígrafo

la lapicera, pluma

la hoja, folio

la papa, patata

las chauchas

judías verdes

al zapallo lo llaman calabaza

el alcaucil es la alcachofa

el chancho, cerdo

el bife, chuleta

al lomo lo venden como solomillo

al colador como perol

al corpiño, a nuestro sujetador

a nuestros tradicionales portasenos

les dicen sostenes

los aros son pendientes

las bajadas también son pendientes

las cuentas que tenemos con ellos

están pendientes

el subte, metro

chavales les dicen a los pibes

zagalas a las chicas

las ollas son cazuelas

y cuadra

no es una extensión de calle de 129 metros

sino el lugar donde se guarda el ganado

somos generosos

numeramos las calles de centena en centena

ellos no

son ahorrativos

las numeran de decena en decena

al colectivo le llaman autobús

(aunque el Viejo Profesor

les llamara también como nosotros: ómnibus)

al pan, pan y al bimbo, bimbo

plátano es la banana

melocotón el durazno

piña el ananá

fresas las frutillas

balón la pelota

portería el arco

forofo el hincha

faldas las polleras

y lo que es peor

cruasanes a las medias lunas

en lugar del insípido obelisco fálico

ellos tienen un oso en puntillas

al pie de un madroño

y al churrasco le dicen filete

priva al chupar

y al sánguche de lomito

pepito de ternera

jalar al morfar

los bizcochitos con grasa

los sustituyen por madalenas

al mate amargo

por la caña de cerveza

no hay ravioladas dominicales

ni estofado con tuco

jueves y domingos, paellas

el puchero es el cocido

el crespi es el savín

los pelotudos son jilipollas

qué mina! es tía buena!

la milanesa por el escalope

la soda por el sel

aquí están más solos que la una

incómodos como tres en un zapato

más liados que pierna de romano

lentos como una manifestación de cojos

los cojos son los rengos

sabés cual es el gran negocio?

comprar un argentino por lo que vale

y venderlo por lo que él cree que vale

largas colas de inmigrantes en los madrazos

si alguna vez se transformaran en las madrazas!

como desesperados telegrafiamos

a nuestra novia española:

el capitalismo es inexpresivo stop se exaspera

de formas stop sólo tú cubres mi cuerpo

de besos stop y ninguno de ellos

es idéntico entre sí

como ven

tú por vos

ellos dicen:

en tu tierra, grulla

aunque sea en una sola pata

hay olvidos que merecen la pena recordarse

al catre le llaman piltra

al trincar, folleteo

y chucha por coño

y pija por polla

y franela por magreo

y las bombachas son las bragas

y aquí no la maman

sino que la soplan

y los tamangos son el calzado

y el montgomery es la trenka

y las medias son los calcetines

y el saco es la chaqueta

y el faso es el pitillo

colillas son los puchos

te piden lumbre por fuego

te piden cerillas por fósforos

y en vez de encendedor

te solicitan un mechero

que para nosotros sería

el marido de la mechera,

la que roba en las tiendas

 

 

 


Texto de pareja conflictiva en el exilio

Tuve que dejar pasar dos años.

Escribí el papel y lo guardé como constancia.

Estrujado retuvo todo su rencor hasta hoy.

En él anoté una considerable cantidad de maldiciones.

Yo tenía mis teorías al respecto. Ella, las suyas.

Ella tenía su manera de comportarse. Yo, las mías.

Hoy no hago nada más que transcribir.

Transcripción seca.

Sequía feroz hemos padecido estos dos años.

La tierra aparece agrietada. Las cosechas se han quemado.

Un anticiclón se estacionó sobre estos parajes.

Es un cielo cruel, sin nubes. Sólo nieblas o rocío.

No es desacertado mirarse en ese espejo de la tierra.

La historia que traíamos también se hizo polvo.

Los sueños, polvo. La valentía, polvo.

Hay una fina capa de polvo depositada sobre los muebles.

Antes de leer uno tiene que sacudir el libro.

Soplar los lomos. Soplar las tapas. Tocar madera.

Los industriales ricos invirtieron su dinero en ganado.

Los banqueros compraron tierras que hoy son páramos.

Todos convirtieron sus ganancias en ganado.

Es como si sólo nosotros hubiésemos perdido.

Muge el ganado de sed. Mueren sus crías cabizbajas.

Nosotros esperamos el milagro de la lluvia.

Pero la pareja se secó. Su dinamismo se agrietó.

Las manos se alejaron de los besos. Labios llagados.

No es un desatino comparar un fenómeno con otro.

La poesía que amamos nace de allí.

Haciéndose la conflictual ella taponaría mi vida.

Yo extraviaría mi relación con mi pasado.

Una mujer vuelve a tener la culpa.

Este es el cruel cielo limpio persistente sobre mi.

(Las sesiones comenzaban

en medio de la cena.

Cada cena era siempre

la última cena.

Yo me decía: el alcohol?

Una botella de tinto entre los dos.

Yo me decía: dejar de beber.

Éramos dos borrachos perdidos?

Dos que beben un litro en la comida

forman parte de una pareja

de borrachos perdidos?

La lucidez volvía cuando me quedaba solo.

El miedo reinaba en la casa.

Ella me temía. Yo la temía.

Temía sus miradas. Temía mis palabras.

Siempre la creí una bruja

y ella siempre me creyó un dragón.

Malos destellos de sus iris verdes.

Devastadoras llamas de mi boca de fuego.

Yo le gritaba: abortera,

todo lo tenés que matar!

Yo era un cínico, un cerdo,

un crápula, un esquizofrénico,

un estafador, un degenerado,

un ladrón como mi padre,

un oligofrénico, un débil mental,

un moralista machista estalinista:

cierta noche llegué a sentirme catatónico...

Para ella yo era

un contrarrevolucionario.

Un sádico, un tarado,

un psicópata, un manejador,

un hijo de puta, mil hijos de puta,

un cobarde, un cagón, un vendido,

un cabrón mentiroso, un engreído

y ya eran las tres de la mañana.

Yo era interrogado cada noche

hasta el despuntar del alba

de todos los días.

Dónde había estado.

Qué había hecho.

Con quién había hablado.

Dónde perdí la tarde.

Con quiénes me encontré.

Qué decía la carta.

Qué dijo el que llamó.

Qué dijo exactamente el que llamó.

Qué contesté. Porqué dije tal cosa.

Qué contesté en el bar moviendo apenas los labios.

Porqué miré. A quién miré por encima de su hombro.

Quién me dijo lo que estaba diciendo.

La casa que perdimos. El éxito que no llegó.

El hijo que no tuvimos. La soledad que nos diezmaba.

Multipliquen cada cosa por 10 veces.

Cada pregunta, 10 veces. Cada noche por 10.

Yo era un flojo, un mierda, un asexuado.

Yo era un lameculos, un viejo verde, un robot,

un loco, un fracasado, un ignorante.

Yo no sabía música, ni medicina, ni filosofar.

Nunca había sido periodista ni cajero de un pub.

Nunca vi cine, ni nada de danza, ni teatro.

Yo era un reventado, un felpudo, un manos de manteca.

El psicodrama que sabía lo sabía de oreja.

El psicoanálisis que hice lo hice sin transferencia.

Nunca supe lo que hay dentro de una mujer.

A mí me parieron por el culo.

A mí me habían cojido con la pija muerta.

A mí debieron enterrarme vivo.

Pero antes se vengaría de mí:

me denunciaría por malos tratos,

me encerraría en un manicomio,

me hundiría en la cárcel hasta pudrirme.

Yo la había humillado, herido, desecado

(a mi lado gastó su hermosa juventud).

Yo le había quebrado dos costillas

(ella me destrozaba el glande cada noche).

Sabía que podía matarla con palabras.

Iba a arrojar mis petates a la calle.

Rompería mis dibujos. Patearía mi guitarra.

Iba a quemar mis escritos. Fritaría mis versos.

Tenía un miedo atroz a que la retratara en un poema.

Me iba a cortar los huevos mientras durmiera

(yo dormía con los pantalones puestos).

Todo a los berridos. Todo a los gritos.

Fuimos el hazmerreír del vecindario.

Había cotilleo fulero a nuestra expensa.

Pero yo ya estaba ciego, sordo, mudo: autista.

No oía su llanto. No oía a la vecina, la viejita.

Una noche creyó verme los bigotes de videla.

Como se llamaba Yuli yo le llamaba agosti.

Masserados, estábamos masserados.

Ya no oía sus desvelos. Sólo registraba sus ronquidos.

Yo ya tenía el corazón como una corteza seca.

Yo era el depravado, el insaciable, el corrompido.

Ella era la inocente estrella fugaz.

La injusticiada mujer del Deuteronomio.

La bestializada. La engañada. La maltrecha.)

 

 

Poni Micharvegas

 


Nota a los poemas (de Poni Micharvegas)

Sobre el penúltimo exilio argentino


El Estado de Excepción es aquel que debido a circunstancias límites, casi siempre por una crisis política grave, abandona la normatividad del Estado de Derecho para adquirir formas  excepcionales al margen de la legalidad institucional representada por el modelo tradicional del estado democrático-parlamentario.

Eduardo Luis Duhalde (de El estado terrorista argentino,  Argos Vergara, 1983)

 

Primero vamos a matar a todos los subversivos; después a sus colaboradores; después a los simpatizantes; después a los indiferentes y, por último, a los tímidos.

Ibérico Saint-Jean, General de Brigada. Gobernador de Buenos Aires (¿1977?)

 

Es tarea de los exiliados aclarar que las cosas no han cambiado. Que ha empeorado el genocidio político-cultural-económico desde 1976 y, además, en un mundo unipolar endurecido. Un mundo donde la indiferencia de gran parte de los ciudadanos de las sociedades de los países desarrollados, encerrados en sí mismos, es cada vez mayor. Algo así como enterrar la cabeza para no ver el peligro para su propio futuro, al que creen más lejano de lo que está.

Adolfo Asensio Quirós (de: Boletín de la CEA-Madrid, Agosto/Setiembre 2002 )

 

 

El exilio masivo provocado por el Golpe Cívico Militar del 24 de Marzo de 1976, tanto hacia el exterior como al interior del país, aún no ha sido documentado ni cuantitativa ni cualitativamente: tal el terror genocida instalado por la Junta Militar, en connivencia con los Poderes Económico-Financieros que lo apoyaron y promovieron.

Tal vez medio millón de ciudadanos, generalmente de la clase media, buscaron refugio de forma proteica en países como España, México, Italia, Francia, Alemania y Suecia. El hecho de que estos argentinos estuvieran adscriptos a las corrientes ideológicas del peronismo socialista, la izquierda radical y las propuestas revolucionarias de la lucha armada, hizo que, allí donde fueran, se tomaran sobre ellos prevenciones y distanciamientos.

Provenían del estremecido Cono Sur Latinoamericano de aquellas épocas (década del 70) y, sin embargo, muestras de los mismos dramas, uruguayos y chilenos, eran tratados de modos más flexibles e integradores. ¿Su razón? Uruguayos y chilenos estaban vinculados a estructuras partidarias reconocidas como de pertenencia socialista y comunista. El peronismo, la ultraizquierda o las posturas libertarias, no estaban “santificados”.

Más difícil y complejo resulta tener medida de los “destierros” internos para preservar sus vidas, amenazadas por falta de garantías jurídicas y/o habeas corpus, secuestros y desapariciones y variadas y severas formas de una política represiva de la Junta Militar de netos perfiles fascistas.

El caso de Micharvegas (San Fernando, Provincia de Buenos Aires, 1935), quien se ve obligado por presiones a abandonar Argentina en agosto de 1976, era insoslayable: en un libro titulado El Mito Peronista, firmado por Roberto Aizcorbe, junto a casi 800 militantes sindicales, científicos, intelectuales y artistas del campo del pueblo, se le atribuye ser responsable de la infiltración subversiva en los medios de comunicación: una condena a muerte. Decide refugiarse en Brasil, adonde sale en viaje por tierra: señalaba el Oeste (provincias cuyanas), para ponerse a salvo en el Noreste argentino: uno ya no sabía con quién estaba consultando y/o hablando.

Durante un año aguarda la renovación de su pasaporte para abandonar el Continente: hace altos en São Paulo, Río de Janeiro, San Salvador de Bahía, Ouro Preto, Belo Horizonte, encontrando fraternal apoyo y sostén en un grupo de abogados bahianos “exiliados” ellos también en Río y artistas cariocas que, de modo práctico, les brindan (a él y a su compañera Martha Sigal), la seguridad elemental de sus sobrevivencias.

En julio de 1977, Martha y Poni llegan a Madrid y, nuevamente, la solidaridad  de intelectuales, escritores y artistas españoles y latinoamericanos, les dan cobijo y ánimos de fortalecimiento. Fusión con la Causa, impensables esfuerzos de adaptabilidad, conflictos graves de las convivencias, estaban allí adelante, esperándoles.

M.M.

www.micharvegas.com.ar

 

 
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